Esta es la disyuntiva que se le plantea a cualquier gobierno
y más en época de crisis. Así lo planteaba el premio nobel Samuelson, una forma de resumir en
pocas palabras la pregunta clave sobre el coste de oportunidad ante prioridades
muy diversas, y en estos momentos tan diferentes a las habituales.
Escribo este artículo porque de vez en cuando se me ocurre
la peregrina (e inútil) idea de escribir un comentario a alguna noticia
aparecida en la prensa en la
red. Tema peligroso, ya que el debate normalmente no existe y
lo único que se obtiene normalmente es una respuesta blasfema o la
desconsideración despectiva en el mejor de los casos.
Me ocurrió el otro día, cuando una vez leída la noticia sobre el cubo de hielo construido en el Ártico con el objetivo de cazar tres
neutrinos al año (esos que decían algunos iluminados físicos italianos, que
viven del presupuesto estatal, que eran más rápidos que la luz) y que ha costado 100 MM. de dólares pagados con
dinero público, expresaba en un comentario mi desconfianza sobre algunos
proyectos en Ciencias Varias que son pagados por el bolsillo del contribuyente,
ya que no hay empresa que ponga el dinero en proyectos semejantes, dada la difícil
(o imposible) rentabilidad (y utilidad directa) de lo que se descubre (si se
descubre algo). A veces lo que se descubre es que hay que gastar diez veces más
para seguir avanzando en la búsqueda del conocimiento último (lo cual es
imposible, porque el ser humano es un Sistema, como cualquier otro, y no puede,
ni podrá, llegar a comprenderse a si
mismo), por más tiempo y billetes que se pongan sobre la mesa. ¿Perseguimos un mito sin fin?
Quién sabe, a lo mejor lo que acabamos descubriendo es como destruirnos de forma fulminante y estaremos así al cabo de la calle, pero no quedará nadie para explicarlo.
Quién sabe, a lo mejor lo que acabamos descubriendo es como destruirnos de forma fulminante y estaremos así al cabo de la calle, pero no quedará nadie para explicarlo.
Por lo tanto se me ocurría hacer la pregunta (parece que inpresentable) de si muchos
de estos proyectos son Ciencia o Curiosidad. Terrible dilema. ¿Donde está la línea
roja?
Y es que en tiempos de bonanza podemos dedicar dinero a estas
aventuras sin entrar a discutir si el envío de un robot a Marte aporta conocimiento
útil (ya que si no es útil lo único que satisfacemos es la infinita curiosidad
del ser humano). Pero cuando estamos recortando en nuestra Sanidad y Educación y metiando mano a la cartera de los ciudadanos, es
obvio que hay que mirar con lupa el dinero que se da para satisfacer
posibles curiosidades.
Me respondió una persona, airada ella, ya que de entrada me
llamó ZOQUETE. Zoquete por desconocer
que, nada más y nada menos, que el 25% del PIB mundial procede de aplicaciones de la física
cuántica, según me explicaba mi informante quien además me consideraba profanador del nombre del gran Kepler por haber hecho tal comentario. Parece ser que no se puede ya opinar.
Uno, que es economista, tiene en la cabeza lo que es la
cuarta parte del PIB mundial (año tras año) y naturalmente se me ocurre que
mucho PIB es ese. Ante mi petición de que
se me remita el estudio que explique esta cifra (estudio que por otra parte sería
muy interesante ver como está hecho, no sea que barran para casa sus autores
para justificar la aprobación de nuevos proyectos), la respuesta es que no hay tal
estudio. O sea la cifra es como otras muchas que corren por el mundo económico
sin base alguna.
Pero obviamente mi comentario no iba contra la totalidad de
los proyectos de investigación, naturalmente, sino contra esos proyectos que da
la sensación de que han cruzado la línea roja y más en estos momentos de
escasez de dinero. Absurdo es gastar en estas cosas cuando el Gobierno les
acaba de recortar el I+D a las empresas españolas. Y nos estamos refiriendo al
I+D más básico, al elemental, al que nos da de comer de forma directa.
Decía quien me calificó de Zoquete que "si no se hubiese ido
a la Luna no habría papel de aluminio o alas delta". Y añado yo: además un progreso en
la Informática impresionante, ya que en aquellos años yo trabajaba con aquellos
primeros artilugios de IBM que se programaban a fichas y cableando paneles, que
nacieron en la II Guerra Mundial
(ver el artículo que escribí sobre Turing) y vi como progesaron en pocos años de forma espectacular. Y también añadir el avance en la física nuclear (para bien y para mal).
Según esto, ¿hemos de montar guerras para progresar tecnológicamente?
¿No se habría descubierto todo esto sin la guerra?
Si todo el (mucho) dinero que se dedicó a llevar al hombre a
la Luna (se podían haber llevado robots para recoger cuatro piedras y poner una
bandera, y abaratar el proyecto mucho) con claros fines propagandísticos (y sin ningún
interés final claramente científico), se hubiese gastado en proyectos de investigación,
¿quién nos puede asegurar que no se hubiesen obtenido mejores resultados? ¿Con
el proyecto de la NASA, pagado con dinero público, no se estuvieron en realidad
pagando proyectos militares que debería haber pagado la empresa privada?
Una cosa está clara: EE.UU. puso los pies en la Luna, pero
los norteamericanos no tienen Seguridad Social.
Si a usted le diesen a elegir, que pediría, ¿Luna o Seguridad Social?
Si a usted le diesen a elegir, que pediría, ¿Luna o Seguridad Social?
Decía también mi informante que “lo realmente importante es
darse cuenta de que, a priori, muchas veces es imposible saber el resultado de
una investigación. Los argumentos lógicos no llevan de por sí a descubrir nada
nuevo. SÓLO PROBANDO se puede llegar a algún sitio nuevo, y SÓLO DESDE ALLÍ se
puede comprobar si lo descubierto tiene sentido o aplicación. Esto es cierto
tanto para la Ciencia como para la Vida, así, con mayúsculas”.
Fe ciega en la Ciencia, pero falta un detalle: las pruebas
cuestan dinero y no podemos estar probando todo lo que se nos ocurra y mucho
menos si lo que descubrimos no tiene una aplicación que realmente sea una
mejora para nuestra calidad de vida. En humo podemos gastar todo el dinero del
mundo.
¿Es la tecnología lo prioritario? ¿Nos trae el armamento cada vez más sofisticado (Drones incluidos) y otros aparatos semejantes un mejor nivel de vida? ¿O la tecnología va a servir para controlarnos mejor? ¿Hemos de llevar a cabo todos los proyectos que propongan los físicos sea cual sea su coste y su finalidad? ¿O hay que utilizar cada vez más una buena lupa, para separar el trigo de la paja, y eliminar aquellos proyectos de elevado coste que no tienen clara su utilidad?
¿Cañones o Mantequilla? ¿Física Cuántica o Seguridad Social,
cobertura de desempleo, solidaridad social, ayudas, medicinas e I+D básico?
Los científicos que viven del cordero público supongo que
tienen su respuesta.
Yo, en estos momentos de profunda depresión económica, tengo
la mía. Hay prioridades y los neutrinos no es una de ellas. No me importa seguir siendo un zoquete.
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