lunes, julio 11, 2011

Intento al Picollosa o Punta Alta de Armeña


Nada, que lo de los "biorritmos" va a misa. Nadie me superaba en descreimiento sobre este tema, pero veo que los ciclos se cumplen, en lo físico, de forma increíble. Y como estoy en mínimos, pues na de na. Y eso que me tragué 1.500 m. de desnivel, que no es un paseo precisamente. Pero vayamos por partes.

Vistos los antecedentes rítmicos, comprobados el martes pasado, cambié el plan previsto que era hacer la Aguja de la Paúl y el Pico de la Paúl, al ladito del Posets, cumbres pendientes, (no así el Bardamina, ya ascendido, que está junto a estos dos picos) y me fui para esta cumbre, a la cual he tenido desde siempre unas ganas inmensas de subir. La he visto tantas veces bajando de Benasque, cuando aparece tan altiva, por unos momentos, cuando entras en el pueblo de Seira, que siempre he pensado que llegaría el momento oportuno. Y eso que lo que la vista anticipa desde abajo es una dura ascensión.

El planteamiento era hacerla en el día. Con subidas y bajadas acumuladas, unos 1.700 m. Cuando amanece estoy ya en la estrecha carretera que, pasando por Seira el Viejo, lleva a Barbaruens, el pueblecito más próximo al circo de Armeña.

¡Que recuerdos! Barbaruens es un pueblo situado en las alturas, a 1.136 m., bien alejado del mundanal ruido. Una de mis bisabuelas era de aquí y en este pueblo he pasado de chiquillo unos buenos ratos, especialmente en unas fiestas de Agosto, cuando contrataron orquesta… que, como el presupuesto no daba para más, en realidad era un hombre orquesta, que cantaba, tocaba la acordeón y también la batería, haciéndolo con un cordel atado a una pierna.

La cumbre del Cotiella es la cumbre reina de la región y todo el mundo en el pueblo la había subido. Por lo tanto esta cumbre tenía todos los números para ser una de las primeras cimas de los Pirineos que pisarían mis pies. Uno no podía ser menos.

Y subir al Cotiella desde Armeña (parece que el nombre es debido a la abundante presencia que había de armiños en otros tiempos) me maravilló. En mi primer viaje a Dolomitas, cuando fui a escalar por primera vez, pensé al ver aquellas montañas que eran como Armeña, pero a lo grande. Y lo increíble es que es una región solitaria. La impresionante atracción montañera y turística de Posets-Maladeta libra a los valles de los alrededores de las masas. En pleno mes de julio estuve totalmente solo y únicamente cuando descendía por la tarde vi cuatro personas en el ibón. En los tiempos que corren, no se como agradecerlo.

Nunca llevo el coche hasta el final de la pista y lo dejé en un amplio sitio de aparcamiento desde donde sale ya un camino. Total son 20 minutos adicionales y el coche no sufre más, ya que la pista, que parte pocos metros antes de llegar al pueblo, no está muy bien que digamos. Ya hacía años que no venía y la última visita fue para subir a la Peña de las Once, una maravillosa cumbre.

¡Que colores los del circo! ¡Que lugar tan bello el ibón! Y el circo, sublime, con su mini refugio, y de telón de fondo el objetivo del día: el Picollosa o Peña Alta de Armeña (2.716 m.). Más o menos tenía una idea aproximada de por donde lo iba a subir, aunque no había leído nada que con detalle explicase por donde iba la ascensión. Sin embargo es de esas ascensiones que desde el pie de la montaña puede verse todo su recorrido. Desayunando en la puerta del refugio, rodeado de ovejas sin pastor, mi ojo trazó un posible recorrido y para allá que me fui. Pocas ocasiones se dan hoy en día de hacer algo así en este Pirineo ya tan ultrajado.

Y la primera en la frente. Empecé a subir muy a la izquierda, cuando vi que en la pedrera que ascendía a mi derecha había una enorme fita. Flanqueé y me puse rápidamente sobre las vías. Nueva fita y empezó el largo flanqueo que lleva a las canales que, de forma directa, llevan a la pedrera que acaba en el collado superior. Poco después pasé por la entrada de una sima (hay muchas en esta región), marcada con la inscripción A352. ¿Y si las dos fitas lo que están marcado es el camino a esta sima, me preguntaba?

A partir de aquí no encontré ya rastro humano. Ni fitas ni rastro de camino. Y uno en esta situación empieza a comerse el coco. Cuando salí a la canal me empecé a roer las neuronas. Aquello subía a lo bruto y hasta había de poner en algún momento las manos sobre una placa de calcáreo bastante buena de 45 grados de inclinación. Un slab de calcáreo, pensé. Impresionaba ver como el refugio iba quedando en lo más hondo y es que se subía fuertemente. Más arriba se dulcificaba, momentáneamente, la pendiente. Últimos rastros de hierba y comienzo de una pedrera cada vez más descompuesta y muy, muy, pendiente que acababa con las ganas de todo. Dos pasos arriba, uno abajo. Demoledor.

Cuando llegué a los 2.513 m., a tan solo 100 m. del collado y 200 m. de la cumbre, las tres bolas que se me iban inflando en el coco (la soledad total, la dureza y la obsesión -errónea- de pensar que me podía estar equivocando) se juntaron en una inmensa bola que me provocó un giro de 180 grados y me devolvió al remitente, pendiente abajo. Cosas estúpidas que pasan. Una pena. Habrá que volver, por que el recorrido, muy virgen (poco antes de darme la vuelta había encontrado dos fitas -¡las únicas!- y una bombona de butano oxidada) tiene ahora unas preciosas fitas que fui colocando en la bajada, ya más seguro de que el recorrido que estaba haciendo era el correcto. Y es que no hay casi recorrido alternativo para subir a esta cumbre. La parte de arriba me recordó la pedrera del Pedraforca, aunque yo creo que la pendiente es aún mayor.

Coca-Cola bien fresquita en el bar de Seira, en la carretera, que es “el Centro” donde está el baile del pueblo (hay como un pequeño teatro de bolsillo), donde creo recordar que una vez me pegué un pasodoble.

Fecha: 8-7-2011

Fotos (click en las fotos para verlas a mayor tamaño).
Arriba: en el refugio de Armeña, al bajar.
Abajo:
1) Parte del circo desde el Ibón de Armeña. La cumbre de la derecha es el Picollosa.
2) Track en Google de mi recorrido. Muy cerquita de llegar me quedé. Una pena.
3) El Ibón de Armeña. Al fondo, el circo.
4) Amanece en el circo. Foto desde la carretera, poco antes de llegar a Barbaruens, pueblo que aparece en la foto.
5) Primeros rayos de sol en el Picollosa.
6) El Raymon d'Espouy y el Coronas.
7) El Refugio con el Picollosa de telón de fondo.
8) La entrada a la sima A352.
9) Últimos hierbajos antes de entrar en la pedrera final.
10) El refugio queda ya en lo más hondo. El Turbón al fondo y más próximo el ibón de Armeña, un lugar idílico. La cumbre de la derecha es el Reduno.
11) Muy cerca del collado, momento en que me planto.
12) Vista detallada de la dura ascensión.
13) ¡Una fita y una vieja bombona oxidada! ¡Albricias!
14) La sierra de Chía se viste en su ladera sur de amarillo.
15) Bajando, ya pasado el ibón, el Espadas, el Posets y los Eristes a la vista.
16) Mi infalible biorritmo.
17) Desde el refugio la línea roja marca el recorrido seguido.





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