Muchos días sin escribir absolutamente nada en este blog y es que me he tomado unas pequeñas vacaciones navideñas. Llega el día de Reyes y se acaba el disfrutar del descanso navideño… pero ahora se abre una nueva etapa completamente diferente.
Si los toreros se cortan la coleta y los futbolistas cuelgan las botas, a mí me corresponde colgar la corbata y es lo que hice con todos los honores el 19 de Diciembre, día en que ¡por fin! he decidido prejubilarme.
Por lo tanto finalizada la tregua navideña empieza una era en la que tengo todo el tiempo libre a mi disposición y así estoy de ocupado confeccionando listas de cosas que quiero hacer y que llevarlas a cabo superará sin duda mi tiempo disponible… durante años.
Por lo tanto toca tomárselo con calma y dejar que todo fluya de otra manera, ya que vivir con un estilo de vida parecido al anterior no tendría ningún sentido. La realidad es que en estos día ya he leído casi cinco libros y puedo jugar de nuevo al ajedrez (vocación siempre presente, pero imposible de practicar) y más aún, incluso puedo volver a estudiar estrategia, táctica, aperturas, finales, etc. retomando aquellos libros eternamente abandonados, más unos 120 nuevos bajados de la red, con lo que tengo material hasta el fin de la noche (como diría Céline).
Se abren puertas y ventanas cerradas, suena la música y todo parece perfecto… siempre que la salud del chasis que soporta todo el proyecto acompañe.
(Lo de la música lo digo porque estoy haciendo acopio de toda la música clásica referenciada en el libro 1001 discos de música clásica que hay que escuchar antes de morir). Y naturalmente la escucho, mientras juego mi partidita diaria de ajedrez. Por cierto, ¡como juegan los ordenadores hoy en día al ajedrez!¡Qué pasada!
Y pronto espero escalar en lunes, por aquello de los lunes al sol…
Y finalizo hablando sobre los muchos comentarios oídos durante estos días al despedirme o informar de mi decisión.
Podemos englobarlos en cuatro grupos, aunque en el cuarto grupo solo estoy yo, ya que parece ser que nadie piensa que puede existir este cuarto grupo:
1) Hay gente que te mira como si fueses directo al abismo. Autodeclararse (peor aún si te lo declaran) no útil para el trabajo a algunos les suena como lo último que te puede ocurrir en esta vida, casi el paso previo al fin de todo. Naturalmente son aquellos que su vida gira únicamente alrededor del trabajo y finalizado éste no hay casi nada que pueda satisfacerlos (muy relacionado, por cierto, con Directivos). Y claro, se creen que todo el mundo es igual.
Naturalmente comprendo que aquellos que su trabajo es su vocación, por ejemplo un escritor, no haya hueco para la jubilación. Pero en la empresa...
2) Hay otro grupo de personas que piensan más o menos igual, pero buscan donde cogerse. Son aquellos que te comentan lo de “suerte que encontrarás aficiones donde agarrarte”. Otra pandilla de equivocados. Van mal si cuando llegue ese momento se han de “buscar” cosas alternativas, como si fuesen medicina.
3) Otro conjunto de personas son los que te dicen “pero tu tienes suerte porque tienes muchas aficiones..”. Más de lo mismo. Consideran que el trabajo es lo sublime en la vida y que todo lo demás que puedes hacer es de segundo orden, o sea parches.
4) Pero yo no tengo aficiones, yo tengo vocaciones. Es decir me gusta hacer muchas cosas a las que habría dado prioridad en mi vida de no tener que trabajar para vivir. Diferente habría sido trabajar en lo que realmente me gusta. Pero ¿cuantos trabajan realmente en lo que les gusta?
Son ejemplo de mis vocaciones, la escalada y la montaña, la literatura, el ajedrez, la música clásica, la pintura y el dibujo (tanto su práctica como su conocimiento), el arte románico, la astronomía, la macroeconomía y una larga lista de muchas cosas más que no voy a detallar.
Visto el número de horas que la gente pasa delante del televisor, no me sorprende que la mayoría de personas acaben su etapa laboral abocadas al desierto más infame, siendo lógico que se agarren al trabajo a cualquier precio ¡Son los que te preguntan si te has buscado algún trabajito para matar el tiempo!. No pueden ir ya más equivocados.