viernes, mayo 04, 2007

A mí me gusta el pipiripipi...



...de la bota empinaaaar...Esto cantaba yo en el autobús cuando iba de excursión con los curas. Y no había probado el vino aún. Pero la educación machista que recibíamos ya incluía en el guión que el beber era de hombres.

Parece ser que hay políticos que esto se lo creyeron a pies juntillas. Véase Yeltsin (al que hace pocos días su hígado dijo basta) o Bush.

Bush pasó de adicto al alcohol a Presidente de los EE.UU. Otros políticos parece que han hecho el mismo viaje, pero al revés. Es decir primero han sido Presidentes y después se han dedicado a loar el vino. Véase a nuestro más afamado ex, que ayer, como le dieron una medalla (¿por qué se la dieron?) en la Academia del Vino en Valladolid, se dedicó a criticar la ley del vino y después los lemas y consejos de la DGT. Dijo textualmente que no le gusta que le digan que "se prohíbe beber vino". Tan liberal, tan liberal, que ya pierde el oremus. Mas aún, añadió: "Las copas de vino que me tomo, déjeme que las tome tranquilamente; no pongo en riesgo a nadie".
Pero para ponerse, ¡como se ha puesto Miguel Arias Cañete (otro fiera del PP) porque han detenido a la tonadillera! En este país parece ser que si eres un mito de la España profunda (supongo que recordareis a Lola Flores, que no pagó un duro al fisco hasta que cambió la tortilla), esa que tanto ama el PP, puedes robar lo que quieras. Cultura franquista (transición, ¿dónde estás?).
¿Pero qué se puede esperar de un hombre que su mujer se llama Botella?
Eso sí, distraídos estamos un rato.
En la foto el ex, con la botella en la mano (me refiero al vino, no a su mujer).

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