Contaba el magnate (hay que tener cuidado al escribir esta palabra ya que si te descuidas escribes mangante) Henry Ford en sus memorias que en el crack de la bolsa, en el año 29, no perdió ni un dólar porque justo unos días antes del viernes negro vendió todas sus acciones. ¿A que se debió tamaño acierto? Sencillamente a que por aquella época aún había limpiabotas. Y frota que te frota el “limpia” aprovechó para pedirle al magnate opinión sobre que acciones comprar. Ford llegó a la conclusión de que si la especulación en bolsa ya estaba llegando a compradores/vendedores como el limpiabotas, había que salir corriendo del tema. Acertó plenamente.
Me he acordado de esto hoy cuando he entrado en una pequeñísima tienda de comestibles frescos: verduras, manzanas, tres aguacates, cuatro alcachofas… y un aparador estupendo lleno de abundantes prospectos a color con ofertas de pisos, casas, aparcamientos, segundas viviendas, etc, etc.
Además del kilo de mandarinas y dos cebollas he estado a punto de comprarme dos casas y un parking. Pero lo he dejado para la próxima semana porque iba muy cargado.
Me he acordado de esto hoy cuando he entrado en una pequeñísima tienda de comestibles frescos: verduras, manzanas, tres aguacates, cuatro alcachofas… y un aparador estupendo lleno de abundantes prospectos a color con ofertas de pisos, casas, aparcamientos, segundas viviendas, etc, etc.
Además del kilo de mandarinas y dos cebollas he estado a punto de comprarme dos casas y un parking. Pero lo he dejado para la próxima semana porque iba muy cargado.
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