He aquí una muestra del arte de
expresar de forma excelsa lo que uno piensa. Ayer escribía en este blog sobre Rajoy, las
pensiones y los “expertos” y hoy Millás escribe sobre lo mismo, pero la
diferencia es evidente. El fondo de lo que expresamos es lo mismo, pero el arte
de escribir bien es suyo.
Un artículo que no tiene
desperdicio.
Sabios sí señor
Rajoy no necesitaba expertos para recortar las pensiones, necesitaba una coartada.
Si
el Gobierno nombra un grupo de expertos para que estudie la reforma de las
pensiones, ¿a qué conclusión creen ustedes que llegará? Exacto, a que hay que
recortarlas. Rajoy no necesitaba un grupo de expertos, necesitaba una coartada,
a ser posible de carácter científico, para demostrar que no se encontraba en el
lugar del crimen el día de autos. Las coartadas científicas, ya lo vamos
viendo, sirven para cometer atropellos repugnantes. Viene a ser lo del celador
que se cargaba a los ancianos para que no sufrieran. Dice que daba gusto verlos
ahí, tan muertos, en paz al fin consigo mismos, con el mundo.
Resulta
que, según los expertos, para mantener la sostenibilidad del sistema de
pensiones hay que inyectarle un poco de ácido, una porción de líquido desincrustante,
un detergente corrosivo. Si entendemos por sostenibilidad de un sistema su
cualidad de sostenible, significa que vamos a cambiar una sostenibilidad buena
por otra mala. En la mala, y por poner un ejemplo, las pensiones no se
actualizarán de acuerdo a la subida del pan. Se trata de desincentivar a los
ancianos, por naturaleza insolidarios, para que se mueran de una vez y dejen de
ser una carga, coño, para el contribuyente honrado. ¿Qué hemos conseguido, de
hecho, durante los años en los que su renta subía por encima del IPC? Que se
agarraran como lapas a la vida.
Todo
esto no se puede decir así, con la crudeza que está empleando un servidor,
incluso aunque no ocurriera nada, que con los actuales niveles de resignación
tampoco ocurriría. Por eso mismo, es muy de agradecer que este Gobierno de
ricos, colocado ahí por la banca preferentista para proteger a las clases altas
y a los defraudadores, y pese a no necesitar excusa de tipo alguno para cometer
sus atropellos, culmine el de las pensiones parapetándose tras un grupo de
sabios sí señor.
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