Voy a hablar primero de la puesta de sol del día anterior. Algo impagable (a pesar del frío que hacía). Son estos momentos de belleza suprema que de vez en cuando obtienes como premio, gracias a estar tan alto. Ya tocaba un momento de relax y contemplación. Aún tengo la retina impresionada.
La mañana siguiente desayunamos a las ocho, con un refugio ya casi vacío. Ayer subió gente, pero nada que ver con el overbooking de la noche del lorito.
Hoy, sin "Pedorreten", hemos dormido en otra habitación plácidamente.
Ayer noche cenamos con una pareja de holandeses y uno de ellos hablaba castellano. Es bibliotecario de la FEDE holandesa, que cuenta con 55.000 socios, la mayoría de ellos dedicados al excursionismo plano, dada la ausencia de montañas en Holanda.
Mientras estamos preparando la mochila para bajar, cae el primer chaparrón. El tiempo vuelve a cambiar a peor y a las nueve aparecen los holandeses destrozados. Se han retirado porque no se ve un pijo y por arriba hasta nieva. Lo dicho, en los Alpes las condiciones lo marcan todo, y un pico fácil puede ser otro día inaccesible.
Nos vamos para abajo preparados para mojarnos (aunque bien tapados), pero a media bajada se abre un claro inmenso y tenemos sol hasta Zinal. Supongo que los holandeses debían estar mordiéndose los puños. La vida es así.
Por cierto, en el comedor del refugio se exhibe el proyecto de reforma y ampliación de este refugio. La cosa corre prisa. Esto no se aguanta.
La mañana siguiente desayunamos a las ocho, con un refugio ya casi vacío. Ayer subió gente, pero nada que ver con el overbooking de la noche del lorito.
Hoy, sin "Pedorreten", hemos dormido en otra habitación plácidamente.
Ayer noche cenamos con una pareja de holandeses y uno de ellos hablaba castellano. Es bibliotecario de la FEDE holandesa, que cuenta con 55.000 socios, la mayoría de ellos dedicados al excursionismo plano, dada la ausencia de montañas en Holanda.
Mientras estamos preparando la mochila para bajar, cae el primer chaparrón. El tiempo vuelve a cambiar a peor y a las nueve aparecen los holandeses destrozados. Se han retirado porque no se ve un pijo y por arriba hasta nieva. Lo dicho, en los Alpes las condiciones lo marcan todo, y un pico fácil puede ser otro día inaccesible.
Nos vamos para abajo preparados para mojarnos (aunque bien tapados), pero a media bajada se abre un claro inmenso y tenemos sol hasta Zinal. Supongo que los holandeses debían estar mordiéndose los puños. La vida es así.
Por cierto, en el comedor del refugio se exhibe el proyecto de reforma y ampliación de este refugio. La cosa corre prisa. Esto no se aguanta.
En la foto de arriba se ve el refugio con la lluvia que nos viene por la izquierda. Sentada en el banco de la fachada y vestida de negro, nuestra jovencísima mesonera catalana.
Click obligado encima de las fotos de la puesta de sol, para verlas mejor.
Click obligado encima de las fotos de la puesta de sol, para verlas mejor.
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