Las luces de Navidad ya iluminan las calles de Barcelona y ayer estuve escalando en manga corta. Fue en Cabrera de Mar. Todo un placer escalar viendo el mar. El día estaba nublado y no quiero imaginar como habría sido con sol.
Esta escuela de escalada en granito se halla al lado del Castillo de Burriach.
La adherencia en granito no es precisamente el tipo de escalada que más domino. A primer golpe de vista pensaba que no levantaría un palmo del suelo. Pero los amigos están para dar moral y convencerle a uno de que los pies de gato lo pueden todo. Y me he hecho todas las vías que han escalado mis colegas de hoy (Xavi, Cristina y Víctor) excepto (of course) la última que era un 6b y sólo verlo ya asustaba.
No hace falta decir que he hecho todas las vías de segundo… y gracias. Total siete vías y unos 180 metros. Y mucho cachondeo con una bavaresa (me refiero a un tipo de escalada, no a una chica natural de esa región alemana). La rodilla bien (hay que caminar poco para escalar en este sitio), pero mal conduciendo. Empiezo a notar los efectos del entrenamiento y la moral está muy alta. El jueves voy al traumatólogo a que me dicte sentencia. Supongo que necesitaré una resonancia.
Fotos: Víctor en el 6b y yo en un V/V+. Abajo, Cristina y a la derecha el castillo de Burriach con el mar al fondo
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