El sector inmobiliario español es un barril de pólvora. Cuando aparezca la cerilla la explosión se oirá hasta en las antípodas.
Veamos las noticias de los últimos días:
1) España es el país con más vivienda per capita de la Unión Europea. La dotación total de viviendas en España por cada mil habitantes supera la media europea en 42 viviendas (suma 510 unidades, frente a la media europea de 468,4). Y por esos mismos mil habitantes, en España existen 160 segundas residencias, más del doble que la media de los principales países europeos.
Y nuestra renta per cápita no es precisamente la primera. Algunos dirán que, claro, tenemos muchas turistas que compran vivienda. Siempre hay una explicación para evitar la lectura correcta, y esta es que en este país la construcción de vivienda especulativa, es decir comprada con la finalidad de invertir (no olvidemos que algunos de estos inversores/especuladores basan su actividad en la afirmación de que los precios de la vivienda nunca bajan y por lo tanto no hay riesgo) ha alcanzado niveles de vértigo.
2) El último Informe de Estabilidad financiera del Banco de España da unas cifras que producen escalofríos y la entidad sigue reclamando prudencia… y todos sin hacer caso, naturalmente.
a) El supervisor advierte que el crédito a constructoras y promoción inmobiliaria ha alcanzado en junio el 39,7%, mientras que la financiación sólo a promotores se aceleró en el primer semestre, con una tasa de crecimiento del 46,7%. En los tres últimos años el crédito a promotores ha crecido a tasas superiores al 40% interanual.
b) Los activos dudosos están creciendo al 18% en tasa interanual.
c) Concentración del crédito inmobiliario: en junio de 2006, casi una cuarta parte (23,8%) del crédito al sector privado residente estaba destinado a financiar constructoras y promotoras, cuando el valor añadido del sector sobre el PIB es del 11,4%. De toda la financiación empresarial, casi la mitad de la cartera es para empresas no financieras (47,4%), y el 30% para promotores.
d) Las empresas, las familias y las administraciones públicas han superado en septiembre, por primera vez en la historia, los dos billones de euros de deuda, el doble que hace cinco años, al alcanzar los 2.001.178 millones, un 19% más.
e) El aumento del precio de la vivienda ha reducido la capacidad de acceso a ella por parte de los nuevos hogares, teniendo en cuenta que el valor medio de un piso usado se ha multiplicado por 3,23 veces, hasta situar el metro cuadrado en 1.841 euros, de media, a finales de 2005. En 2006, el precio de la vivienda es ya más de nueve veces el salario anual.
Cifras medias. Pero si hablamos de grandes ciudades aún es mucho peor…
Y por último un artículo muy interesante en EL PAÍS Negocios del domingo. Juan Ignacio Crespo nos explica que hay otra burbuja menos conocida, sobre la que no se habla: la burbuja crediticia y su más íntimo correlato, los instrumentos de cobertura del riesgo de crédito.
La subida eufórica de las Bolsas de las últimas semanas, es en realidad un efecto secundario de la orgía crediticia que tiene al planeta entero inmerso en un frenesí de fusiones y adquisiciones. En todo este proceso están desempeñando un papel muy destacado los llamados, en terminología anglosajona, grupos de private equity ("fondos de capital riesgo"). Grupos inversores, en suma, que se valen del endeudamiento masivo a la hora de lanzar operaciones de compra sobre otras empresas. La actividad de estos grupos está siendo tan intensa que puede afirmarse que ya constituyen una parte destacada de la economía mundial. Además, por supuesto, se ha venido sucediendo en 2005 y 2006, de forma casi ininterrumpida, el tipo de OPA más tradicional.
Junto a los mercados de crédito han crecido exponencialmente a lo largo de los últimos años otros mercados en los que los acreedores buscan como protegerse frente a eventuales impagos futuros de sus clientes. Esos otros mercados lo que vienen a proporcionar, finalmente, es un seguro: a cambio del pago de una prima alguien se hace cargo de los impagos de un tercero, si se producen.
Pues bien, es en este otro territorio del aseguramiento (que puede llevar a cabo cualquier tipo de inversor institucional) donde parece estarse produciendo la burbuja gemela de la crediticia. Los datos que ha publicado recientemente el Banco Internacional de Pagos así lo atestiguan: el mercado de "derivados de crédito" (que así se llama en la jerga del oficio) alcanza en este momento un volumen de 370 billones (no billion) de dólares, una cifra que ya empieza a desbordar los límites de la imaginación.
Como sobre cualquier burbuja que se precie, sobre estas dos (crédito y cobertura) comienzan a menudear las advertencias y los comentarios apocalípticos. Y también los síntomas enfebrecidos: se está llegando a una práctica insensibilidad al riesgo, algo que ha llevado la prima del seguro por protegerse frente a impagos de un crédito de diez millones a tan sólo 22.500 euros.