La economía es como un avión con tres motores, nos explica Antón Costas en el cuaderno Negocios de El País de este domingo. El motor central, el importante, es el de la economía privada. Además de este motor hay otros dos auxiliares, uno en cada ala: los motores de la política fiscal y la monetaria.
El motor central no chuta y se trataría de que los motores auxiliares tomaran el relevo. Pero no, hay austeridad y no debe gastarse en gasolina. Ni política fiscal, ni política monetaria. ¿Puede seguir así volando el avión? Obviamente no. Planeo, más bien caída libre, hacia el suelo. A falta de motor no hay otra posibilidad.
Excelente el artículo, que recomiendo leer, ya que de forma muy elemental nos explica que las virtudes, aun las que mejor adornan el espíritu humano, practicadas con exceso y a destiempo pueden ser causa de grandes males sociales. La austeridad compulsiva es una mala política, que llevará a muchos países a un largo periodo de depresión contenida y de dolor, sin ventajas apreciables para su salud financiera.
Antón Costas nos recuerda que San Agustín, austero él, en sus Confesiones pide al Señor que le "conceda castidad y continencia, pero no ahora mismo”. Deberíamos aprender.
Krugman nos recuerda que llevamos ya cuatro años con el motor gripado, y el desempleo no se remedia. Excusas no faltan para justificar la ausencia de políticas que traten de remediarlo.
El motor central no chuta y se trataría de que los motores auxiliares tomaran el relevo. Pero no, hay austeridad y no debe gastarse en gasolina. Ni política fiscal, ni política monetaria. ¿Puede seguir así volando el avión? Obviamente no. Planeo, más bien caída libre, hacia el suelo. A falta de motor no hay otra posibilidad.
Excelente el artículo, que recomiendo leer, ya que de forma muy elemental nos explica que las virtudes, aun las que mejor adornan el espíritu humano, practicadas con exceso y a destiempo pueden ser causa de grandes males sociales. La austeridad compulsiva es una mala política, que llevará a muchos países a un largo periodo de depresión contenida y de dolor, sin ventajas apreciables para su salud financiera.
Antón Costas nos recuerda que San Agustín, austero él, en sus Confesiones pide al Señor que le "conceda castidad y continencia, pero no ahora mismo”. Deberíamos aprender.
Krugman nos recuerda que llevamos ya cuatro años con el motor gripado, y el desempleo no se remedia. Excusas no faltan para justificar la ausencia de políticas que traten de remediarlo.
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