En la puerta 282 del aeropuerto de Barcelona, a los mandos de un Boeing 737-800, listo para partir
Más de uno me ha preguntado por la causa de que no publique nada en mi blog últimamente. Incluso se han preocupado por mi salud. Muchas gracias.
Más de uno me ha preguntado por la causa de que no publique nada en mi blog últimamente. Incluso se han preocupado por mi salud. Muchas gracias.
La explicación es sencilla: falta de tiempo. Supongo que
teniendo en cuenta que estoy jubilado esto sonará algo extraño, pero la dedicación a
temas varios me han llevado a no poder escribir nada.
La primera causa ha sido la fiesta sorpresa que le preparamos
a mi mujer con ocasión de su sesenta cumpleaños. Además de la fiesta en sí había
que preparar un video clip, lo que supone un montón de horas con el agravante de que el producto final me
dejó totalmente insatisfecho, ya que a mi santa, justo los días antes de la
fecha programada, se le ocurrió ir cogiendo días de vacaciones que le quedaban.
Total, que fue imposible acabar el video y lo tuve que pasar tal cual. Había
muchas fotos en las que había que hacer zoom para que se viesen bien las personas
y eso fue imposible hacerlo. Además dejé a los sobrinos en la cuneta, ya que
fue imposible poner sus fotos. Un desastre.
Pero esta celebración era un tema puntual. A
primeros de octubre empecé a estudiar francés en el Instituto Francés de Barcelona, en
curso intensivo que dura hasta febrero y que me lleva muchas horas.
Pero donde dejo las horas de verdad es en el aprendizaje de
piloto comercial, en concreto del Boeing 737-800, uno de los aviones
comerciales de uso corriente para los vuelos de media distancia (Europa, por
ejemplo). Esto sí que es una adicción. Empecé ya hace un año a volar virtualmente
(algo que venía haciendo toda la vida, pero de forma marginal). Para ello
compré un ordenador muy potente e inicié la construcción de una estructura
virtual impresionante.
Este es el avión con el que vuelo normalmente en IVAO para distancias medias, el B737-800 Winglets de Air Berlín.
Descubrí que la aviación virtual ha avanzado de forma
impresionante. No solo son los aviones, perfectos y realidad pura, realizados
por la empresa PMDG simulations. Son además los escenarios que reflejan el mundo verdadero
de forma fiel (volar en Suiza, Islandia o Austria es algo maravilloso). Y todo
esto con meteorología real (Active Sky Next), algo que muchos pensarán que no es posible. Pues lo
es. Tengo ya ejemplos de situaciones muy divertidas. La comprobación de que realidad y
virtualidad meteorológica coinciden la tengo muy comprobada. La recreación del tiempo
además es fabulosa. Basta con efectuar un despegue de Lugano, al borde del lago
de su mismo nombre, al atardecer y tomar rumbo norte, hacia los Alpes, para
disfrutar de una sinfonía de luz y color atravesando nubes (¡y los pueblos de
los Alpes son tan bonitos desde arriba!).
Añadamos a esto que los vuelos se planifican con programas
profesionales que aportan las rutas a seguir en los vuelos (utilizo el PFPX) y
también las cartas de vuelo (NAVIGRAPH) necesarias para los aeropuertos y las
aproximaciones (STAR) y salidas (SID) de estos. Se establece el pasaje y los
pesos de forma real, así como el cálculo más delicado para una compañía aérea:
cómo volamos (velocidad) y cuanto fuel ponemos. Puede parecer fácil, pero para
fijar el COST INDEX y calcular el fuel optimo, teniendo en cuenta la meteorología
que el avión se encontrará en el recorrido, hacen falta programas especiales
para ello.
Pero el tema va más lejos. Hay dos redes mundiales, VATSIM e
IVAO (soy piloto de esta última), las cuales se utilizan por los estudiantes de
controlador aéreo y por los que estudian Piloto Comercial, a través de la cual
se vuela utilizando controladores como si todo ya fuese real, lo que les
permite practicar algo que de otra forma sería imposible. Este contacto se hace
en tiempo real y por voz, y en un segundo ordenador (o en el Tablet) puede verse
el recorrido de mi avión por el mapa en Internet, junto con los miles de personas que están
volando en ese momento. Algo que podría parecer de ciencia ficción hace unos
pocos años.
Pero ese aprendizaje he decidido hacerlo lo más real posible
y para ello asisto a clases en uno de los dos simuladores de Boeing 737 que hay en
Barcelona. Un placer estar sentado al frente de una máquina tan impresionante y
compleja (lo último en tecnología) y volar como si fuese real, viendo el
panorama de forma mucho más amplia que en mi casa, ya que la vista frontal cubre
casi 180 grados.
He hecho pareja (Piloto/Copiloto) con un joven de catorce
años (Gabriel), que tiene muy claro que lo suyo es ser piloto. Hasta los quince
no puede pilotar realmente, lo cual hará ya este verano en Sabadell, pero
mientras aprende ya (¡catorce años!) a llevar un avión de estas dimensiones. Es
impresionante ver que se lo sabe casi todo. Formamos un dúo imbatible (yo llevo
ya también mis horas) y hemos salido con éxito de todas las pruebas, incluido
el fallo de un motor (fallo programado) al despegar de Innsbruck, un aeropuerto difícil donde los
haya, encajado entre montañas (y además nevaba). Genial que con cincuenta años
de diferencia nos compenetremos tan bien.
Cuando suba de grado y tenga los galones, la foto que
adjunto ya no será con esta camisa. Será con la de capitán comercial, como Dios manda.
Adjunto el esquema actual del montaje de programas que tengo
actualmente (en los próximos días aún añadiré cosas) por si algún amante del
vuelo virtual entra en este post y le puede servir de ayuda. En este esquema no
está el teléfono, el cual con determinados APP sirve de mucha ayuda.
Por ejemplo con Gabriel volamos juntos, pero separados, es decir cada uno con
su avión, en IVAO (él también es piloto de esta red y vuela con British Airways, yo con Air Berlín). Ayer por la tarde volamos
de Bilbao a Barcelona y a través del WhatsApp nos íbamos radiando la película
(Gabriel despegó primero de Bilbao e iba delante). En Bilbao había controlador,
pero en ese momento en Barcelona no, por lo que tuvimos que coordinar el procedimiento
de aterrizaje, es decir el recorrido que íbamos a hacer para aterrizar uno tras
otro en Barcelona en la pista elegida (07L) según la meteo (viento) en aquel
momento y que obtuve en el Tablet directamente por Internet de la vida real (AllMetar).
El momento de decisión para elegir por donde aterrizas en
Barcelona (procediendo del noroeste) es nada más y nada menos que Graus, así que de mutuo
acuerdo elegimos el STAR GRAUS3D y empezamos el descenso hacia Barcelona.
Cuando le dije a Gabriel que mi mujer era de Graus se partió de risa.
Hace unos días volando él de Niza a Bilbao y yo de Gerona al
mismo destino y a la misma hora, casi chocamos al unirse nuestros vuelos en el
waypoint CEGAM, muy cerca de los pueblos de Zegama e Idiazabal, donde se inicia
el procedimiento de entrada a la pista 30 de Bilbao (yo no llevaba el radar
puesto -TCAS-, craso error). Fue brutal ver cómo nos pasamos tan cerca. Es algo
impresionante ver como la virtualidad se aproxima a la realidad. Quiero dejar
bien claro que el vuelo en cabina es una reproducción exacta de la realidad (1).
Pero es que mis vuelos en casa son totalmente iguales a los que hago en cabina.
La diferencia es que en cabina pulso teclas y botones verdaderos y en casa lo
hago a través del mouse en pantalla (bueno, también tengo muchos botones, teclas y palancas, así como pedales y el Yoke).
Estoy acabando de leer el libro Atrapados (atrapados en la
tecnología) de Nicholas Carr, que se ha publicado recientemente y en el cual dedicada muchas
páginas a este tema. Y es que hoy en día los aviones se manejan a través de
ordenadores y pilotos automáticos. Hay que saber darles las instrucciones para
que sean ellos realmente quienes piloten el avión. Gracias a eso los aviones no
se mueven (si no hay una meteo muy adversa) en vuelo. Los pilotos humanos no
pueden lograr ese grado de estabilidad que consiguen el software y el hardware.
Estamos en sus manos (y en las manos de los que lo programan) y no hay vuelta atrás. Por
eso la aviación (estadísticamente) es bastante segura.
Este verano, en el viaje que realizamos a la India y al
Nepal, solicité en cada vuelo hablar con los pilotos al finalizarlo. Todos me
atendieron maravillosamente con una única excepción. Fue un placer comprobar
que tengo ya los conocimientos para poder hablar técnicamente del vuelo con un
piloto real (¡y nunca he pilotado realmente un avión comercial, aunque sí planeadores,
pero no tienen nada que ver!).
Volando de Barcelona a Zürich (paso previo para llegar a Nueva Delhi) pasamos justo por encima de Chamonix y del macizo del Mont Blanc. Se me caía la baba. ¡Cuantos recuerdos! Pude identificar todas las cumbres importantes del macizo. El día era de bandera.
Esta foto es ya del vuelo Zürich-Delhi. Son los Alpes Austríacos. Muy nevado ¡y es agosto!
La mejor conversación la tuve con los pilotos del vuelo Delhi-Benarés (Varanasi en lengua india). Resulta que cuando me enteré que los ocho vuelos que iba a hacer eran todos en Airbus, cambié rápidamente el chip y me puse a volar en casa con los Airbus. Tuve que meterme en tres tipos de Airbus, ya que los vuelos a Delhi desde Europa y regreso eran en avión de larga distancia (A330 y A340). Una empollada profunda y acelerada (hice todos los vuelos programados de forma virtual antes de hacerlo de forma real). Y me encontré con que los Airbus no son muy “amigables”. Precisamente el libro Atrapados dedica varias páginas al tema y mi profe en cabina ha venido a confirmar mi opinión: “el jamón serrano y el avión americano”.
La mejor conversación la tuve con los pilotos del vuelo Delhi-Benarés (Varanasi en lengua india). Resulta que cuando me enteré que los ocho vuelos que iba a hacer eran todos en Airbus, cambié rápidamente el chip y me puse a volar en casa con los Airbus. Tuve que meterme en tres tipos de Airbus, ya que los vuelos a Delhi desde Europa y regreso eran en avión de larga distancia (A330 y A340). Una empollada profunda y acelerada (hice todos los vuelos programados de forma virtual antes de hacerlo de forma real). Y me encontré con que los Airbus no son muy “amigables”. Precisamente el libro Atrapados dedica varias páginas al tema y mi profe en cabina ha venido a confirmar mi opinión: “el jamón serrano y el avión americano”.
Aterrizando en Khatmandú. No hay ILS y hay una cresta cercana al aeropuerto, por lo que una vez superada hay un descenso pronunciado (fuerte ángulo y por lo tanto descenso veloz). Es un aterrizaje manual y por lo tanto se nota cuando el avión toca tierra. Los ordenadores frecuentemente aterrizan mejor que los pilotos cuando hay ILS.
Mi santa a punto de embarcar en un Airbus 320 de Air India en Kathmandú con destino Delhi (antes de que el Monzón nos moje). No tiene desperdicio el tema del chiringuito de acceso. Es un segundo control, este del ejército, de cacheo y sobo total a pie de escalerilla del avión. Hay uno para damas y otro para caballeros.
Despegando del difícil aeropuerto de Khatmandú. Puede observarse que hemos hecho un giro de 360 grados en pocos minutos, nada más despegar de la 02. La montaña que hay enfrente obliga.
Los gigantes del Himalaya sobresalen por encima del monzón. Un placer inmenso este vuelo de Khatmandú a Delhi.
Hablando con los pilotos indios recibí, sorprendentemente,
confirmación a mi opinión. Nos reímos un rato cuando les explicaba mis
problemas al pasar de Boeing a Airbus intentando aplicar la filosofía Boeing.
Nada que ver. El Airbus es un avión trampa. No está diseñado pensando en los
pilotos. Es un avión hecho por ingenieros para ingenieros. Un Boeing te avisa
que lo estás haciendo mal, pero nunca te suplanta. Le dice al piloto los problemas
y el piloto ha de resolverlos. El Airbus, no. Cuando detecta que vas mal te quita
el control del avión (por ejemplo con los Alpha-Protection) y se pone al mando.
Muchas veces mi problema es cómo volver a tomar el control, pero también he de
decir que no domino el Airbus como el Boeing. Por eso casi siempre vuelo con
Boeing, aunque en Airbus (no es coña) cuando llevo una hora volando, me llama
la azafata a la puerta para ofrecerme un café y la copiloto es una chica que
hace muy agradable el chequeo gracias a su suave voz (y si me olvido de algo,
si así lo he programado, me lo dice muy prudentemente). Hasta ahí llega ya la
virtualidad.
Los simpáticos Capitán y Primer oficial del vuelo Delhi-Benarés. Da gusto encontrarse con gente así. Airbus 321 de la compañía IndiGo. Puede observarse que el Airbus no tiene Yoke (o sea volante), ya que se pilota con Joystick, que queda oculto tras los pilotos. En su lugar hay una estupenda mesa plegable.
Se nota que la mano de obra va barata en la India. Siempre hay mucha gente para todo. En Europa es imposible ver tanto operario bajo un avión.
Khajuraho: un aeropuerto comercial más bananero, imposible. Pero puede verse al fondo a la izquierda que están haciendo uno nuevo de diseño futurista. En este vuelo hicimos escala en Agra y puedo asegurar que el aterrizaje en esa población fue delirante. La falta de normas en las carreteras también tiene su reflejo en el aire.
(1) Hace pocos días estuve hablando con un piloto real de Boeing 737 (Air Europa) que vino a la cabina donde practico y me explicó que actualmente cada seis meses tienen ejercicios obligatorios de prácticas de emergencias y las hacen en una cabina que tiene Air Europa en Mallorca. Esto asegura que la rutina en la que actualmente se ven inmersos los pilotos al realizar una vez y otra el mismo recorrido, no les haga perder la capacidad de reacción ante una emergencia, momento adrenalínico, en el que hay que saberse la liturgia (así la calificó el piloto) de las acciones a realizar de memoria. Han de estar muy aprendidas y sistematizadas, ya que no hay tiempo para mirar nada: hay que actuar.
(1) Hace pocos días estuve hablando con un piloto real de Boeing 737 (Air Europa) que vino a la cabina donde practico y me explicó que actualmente cada seis meses tienen ejercicios obligatorios de prácticas de emergencias y las hacen en una cabina que tiene Air Europa en Mallorca. Esto asegura que la rutina en la que actualmente se ven inmersos los pilotos al realizar una vez y otra el mismo recorrido, no les haga perder la capacidad de reacción ante una emergencia, momento adrenalínico, en el que hay que saberse la liturgia (así la calificó el piloto) de las acciones a realizar de memoria. Han de estar muy aprendidas y sistematizadas, ya que no hay tiempo para mirar nada: hay que actuar.
He aquí el esquema del follón que tengo liado (y aún no he acabado). Puede observarse que sin conexión a Internet permanente (antes y durante el vuelo) no puede llevarse a cabo un vuelo virtual con meteo real, programado como Dios manda y volado en IVAO.
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