Mantengo una base de datos con todo tipo de noticias. Me
sirven para, de vez en cuando, hacerme un resumen de la situación, ya sea
política, social o económica. Es sobre este último tema sobre el que guardo más
información ya que me es más próxima y fácil de entender.
Quería ya hace días escribir un poco sobre la situación
actual y tenía ya un esquema de los puntos a tratar, cuando leí un artículo
magistral de José Carlos Díaz (“Economía sin pulso”) en que explicaba
perfectamente el momento en que nos hallamos. Poco puedo añadir.
Nada mejor que exponer el artículo, detallando los puntos.
No voy a poner un enlace, ya que así se contemplan mejor los temas (los
comentarios en cursiva son míos).
Economía sin pulso - José Carlos Díez 30 MAY 2014
Un PIB miserable. Las
rentas salariales siguen cayendo.
Tras el burdo PIB del cuarto trimestre para maquillar el
déficit público de 2013, en el primer trimestre tocaba desmaquillar. Eliminando el absurdo crecimiento del consumo
público en el primer trimestre, según el INE, el PIB cayó el 0,4% trimestral, o
sea, el 2% anualizado. Por esa razón dos tercios del crecimiento del PIB se
deben al aumento de los impuestos ligados a la producción.
Si nos centramos en el PIB por el lado de la distribución de
la renta, que Piketty ha puesto en el centro del debate económico mundial,
vemos que las rentas salariales
volvieron a caer en el primer trimestre. Las causas las tenemos que buscar
en el mercado de trabajo y en los efectos inesperados de la reforma laboral. El total de horas trabajadas cae con fuerza
hasta los mínimos de la crisis alcanzados en el primer trimestre de 2013.
La masa salarial
total sigue cayendo. Incluso en el sector de comercio y hostelería,
beneficiado por el aumento de la llegada de turistas, aumenta ligeramente el
empleo, pero la masa salarial total se desploma. Por tanto, la deflación
salarial es brutal. El empleo a tiempo completo equivalente, eliminando el
efecto del aumento de los contratos a tiempo parcial, crece en 20.000 personas
con respecto al trimestre anterior. Pero son todos en la Administración
pública, sanidad y educación. En el
sector privado de trabajadores asalariados con nómina continúa la destrucción
de empleo a tasas del 1% anualizado.
La mentira de la
reforma laboral. La devaluación salarial no nos vuelve más competitivos: las
exportaciones ya no dan más de sí.
El relato de Merkel, Rajoy y la troika era que la devaluación salarial nos haría más
competitivos y sería la base de la salida de la crisis. Pero las exportaciones nominales de bienes
cayeron por tercer trimestre consecutivo. Las exportaciones de servicios
tienen mejor comportamiento, pero el
total de exportaciones, incluyendo el turismo, están estancadas desde junio de
2013. Las importaciones crecen, principalmente por las compras de coches.
El sector turístico, el del automóvil y el agroalimentario se están
recuperando, pero sólo suponen el 20% del PIB. El otro 80% sigue en depresión. Ha bastado que la economía deje de
caer para que volvamos a tener déficit por cuenta corriente. La pregunta, con
una deuda externa neta de un billón de euros y creciente, es ¿la solución a una
crisis de deuda externa es aumentar el endeudamiento exterior?
Pues nada, si todo va tan
bien, sigamos igual.
La reacción política tras el pésimo resultado de la derecha
europea y el hundimiento de la derecha española es para temblar. Merkel ha
dicho: “Esta legislatura confirmará el éxito de nuestras políticas”. Cinco años
con más de lo mismo. Rajoy: “Hagamos políticas un poco más expansivas”. Refleja
su máxima ideológica de “esperar y ver”. Draghi: “Aumenta el riesgo de subidas
de tipos de deuda soberana para países con ratings más bajos”. O sea España. Y el FMI, 48 horas después de un brusco
giro electoral a la izquierda con brotes bolivarianos, recomienda a España más reforma laboral para que las empresas bajen salarios.
El Fondo advierte de la insostenibilidad de la deuda de las
empresas españolas y recomienda quitas. La pregunta es: ¿quién pone el capital?
La banca española acumula entre mora y
adjudicados activos problemáticos que superan el 30% del PIB. En las
familias también habrá que hacer quitas y la bajada de salarios la amplifica.
Grecia está en situación crítica. Y Portugal e Irlanda están peor que España.
¿Alguien duda de que
la crisis política y social empeorará?
En Europa y en España no hemos resuelto la crisis económica
y de la deuda, tenemos una crisis
política y la crisis social empeorará. Pero
nuestros líderes siguen ocultando el problema a la sociedad. Hasta que no
digan la verdad, no es posible empezar a resolver la crisis. Y cuando lo haga
la clave será la eficacia del plan. Mientras, deflación y Japón.
Japón significa estancamiento
de quince años de duración.
Poco más se puede decir. No es de extrañar que nadie se crea nada sobre la falacia de la recuperación. Draghi con sus últimas medidas no va a cambiar mucho la situación.
El Gobierno actual me recuerda a los militares de todos los
tiempos, cuando vienen demostrando a lo largo de la historia ser incapaces de reconocer que la batalla no va bien y tienen
todas las de perder: ¡no hay ninguno que reconozca que va mal hasta que se
vuelve muy palpable la derrota!
¿Es de extrañar que los ciudadanos desplacen su voto hacia
los extremos, cuando los partidos que mantienen el poder toman de forma
sistemática medidas contrarias a la mayor parte de los ciudadanos,
empobreciéndolos? Me quedo de piedra cuando leo que el PP va a hacer un estudio detallado, autonomía por autonomía, para saber porque han perdido tantos votos.
¿Puede llegar su ignorancia del mundo real a tanto? En vez de gastarse el
dinero en tanto estudio yo me ofrezco, gratis, a explicárselo en diez minutos. No hay nada peor que engañarse a sí mismo. Creer que es un problema de comunicación o de cambiar cuatro caras es persistir en el error.
La desigualdad sigue cabalgando. El poder establecido
seguirá intentando anular esta huida de votantes, calificando de todas las
formas denigrantes posibles a aquellos que intentan que con su voto cambie de
una vez por todas la política económica que impone el Neoliberalismo. Ya hemos
visto como han arremetido contra Piketty. Su libro denuncia lo que es evidente,
la desigualdad imparable a la que lleva un sistema globalizado dominado por
unos pocos. No es de extrañar que veamos como arremeten contra él de forma despiadada desde los medios económicos habituales, como The Financial Times. Son
legión (al igual que son legión en el PP los que estudian y ya ponen en práctica como destrozar a Podemos desde dentro) los que están en estos momentos
inspeccionando con lupa el libro de Piketty para intentar destrozarlo. Encontrar
una coma y un punto aparte equivocado (cálculos torticeros) ya ha sido materia
suficiente para invalidar la totalidad del libro. Diagnóstico rápido: no hay
tal desigualdad.
Ha tenido que ser, una vez más, el premio nobel Krugman,
quien haya denunciado los métodos de esta gente y defienda la validez del estudio de Piketty. De forma fina ha calificado a esta gente como se merecen: sicarios del poder.
Mientras nos preocupamos de los “extremismos” europeos (de
izquierda y derecha), el extremismo radical de nivel máximo, el Tea Party norteamericano, vuelve al galope. Este es el extremismo que debe preocupar al
planeta. De situar esta secta político-económica a su líder en la Casa Blanca
tendríamos por delante un futuro devastador.
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