miércoles, julio 11, 2012

Tourmalet (2.115 m.) desde Ste-Marie-de-Campan

Si hay algún collado mítico en los Pirineos este es el Tourmalet que es visitado sin falta por todo aquel que recorra el Pirineo, ya sea en viaje turístico en coche, para esquiar, para recorrer algunos valles a pie, o subir a ese cumbre tan concurrida y famosa que es el Pic du Midi de Bigorre, excelente mirador del Pirineo desde su vertiente norte y que tiene en su cumbre un excelente observatorio astronómico. Y no digamos de los ciclistas que pueblan sus curvas por sus dos vertientes, la que provienen de Campan y la que viene de Barèges.

El Tourmalet fue subido por primera vez en el Tour ya en una fecha tan temprana como 1910. Tengo un libro sobre el Tour de Francia y el Tourmalet y da espanto ver las carreteras, las bicicletas y los corredores por esas fechas (y los espectadores). Una auténtica odisea.

El Tourmalet casi nunca ha faltado a la cita anual con el Tour. Ya sea en una dirección u otra ha visto pasar por su collado a lo mejor del ciclismo mundial. Por aquí pasó Bahamontes primero en el 1954 y después lo hizo tres años seguidos (¡que máquina!) en 1962, 1963 y 1964 (en esta última ocasión a la par con otro gran escalador español, Julio Jimenez). Indurain lo hizo en 1991, con el mismo tiempo que Chiappucci.

La verdad es que antes de acometer este puerto había entrenado a fondo. Las subidas a Coll de Pal y al Turó de l’Home me garantizaron que podía hacerlo sin problemas. Y así fue. La verdad es que cuando entré en el tramo de La Mongie (la estación de esquí desde donde parte el teleférico al Pic du Midi), que es donde se encuentran las pendientes máximas del recorrido y se veían al fondo las lazadas finales que llevaban al collado, pensé que me esperaba un buen tute.

Pero no fue así y tranquilamente llegué a lo alto con una enorme satisfacción, rodeado de ciclistas todos alegres y contentos. La primera foto me la hizo una joven francesa (bastantes féminas ciclistas por estos puertos, naturalmente nada de españolas) que me adelantó en los últimos duros metros (10-13%). Otra me la hicieron unos sevillanos salerosos con los que estuve hablando. Lo suyo era más ambicioso: subir el Tourmalet por las dos vertientes la misma mañana.

Estuve un buen rato allí arriba disfrutando del momento. Precioso día de montaña, buena visibilidad y la temperatura ideal para bajar sin pasar frío. Una bajada fulminante, casi no me enteré del descenso. Se me hizo corto el Tourmalet, a pesar de estar catalogado “Hors categorie”.

Solo un tema que me desagradó: el inmenso tráfico y además lleno de descerebrados. Consideraba que los franceses cuidaban más el tema, pero veo que en todas partes cuecen habas. El 90% de los conductores pasan sea cual sea su posición en ese momento. Curva sin visibilidad, pues toco el pito y paso. Parece ser que lo de tocar el pito hace desaparecer la posibilidad de que venga un coche en dirección contraria. Es como un exorcismo. Por suerte gran parte del recorrido tiene la calzada ancha (no así por la otra vertiente) y el firme muy bueno. Como el día 18 pasa el Tour este año, están dejando la carretera en muy buenas condiciones. Solo en la parte alta del collado el firme empeora un poco (principalmente debido a las quitanieves).

Me paré acabada la jornada en el bar que hay al comienzo del puerto (se llama acertadamente Les Deux Vallées, donde a su vez empieza también el Aspin) y mientras me hidrataba me compré Le Monde y disfruté de un descanso bien ganado. Al día siguiente me esperaba el Aubisque (pero la lluvia me obligó a abandonar a media subida). En la parte superior del Tourmalet se encuentra un monolito homenaje a Jacques Goddet, director del Tour de Francia de 1936 a 1987, y una gran estatua de Octave Lapize como pionero de su ascensión en el Tour.


Adjunto la portada del excelente libro titulado “Le Tour de France. Le Tourmalet. Sommet des tourments”, publicado por la revista L’Equipe. Se puede ver en ella al mejor (de todos los tiempos) de los grandes escaladores: Bahamontes, seguido del eterno segundón, Poulidor. Premio por poner los franceses en portada del libro al toledano. A veces no todo es chauvinismo.

Y por fin encontré la foto que tenía en el Tourmalet en el año 1965, muy jovencito, efectuada en medio de una fuerte niebla. Una auténtica joya. Interesante ver que ahora tiene un metro más de altura.
Fotos:
1. En el camping de Ste-Marie-de-Campan. ¡Estaba solo!
2. Parada antes de acometer las rampas de la Mongie. Ya se percibe el desnivel.
3. Colegas en el collado.
4. Monumento a Octave Lapize, quien ganó la prueba, primer ciclista en pasar por este puerto en un Tour.
5. Más colegas llegando por la vertiente de Baréges, alguno de ellos haciendo eses asmado.
6. Los tres monumentos que hay en el collado. Uno es un monolito homenaje a Jacques Goddet, director del Tour de Francia de 1936 a 1987.
7. El bar-restaurante de toda la vida en el collado. Conserva el sabor.
8-10. Más gente que llega y los sevillanos me hacen otra foto, por si acaso...
11-13. Punto donde empiezan el Aspin y el Tourmalet en Ste-Marie-de-Campan, con el bar Les Deux Vallées, óptimo sitio para refrescarse.





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