El fin de semana del 7-8 de noviembre el grupo de amigos que
tenemos, todos ellos vinculados a Graus, nos fuimos, como hacemos todos los
otoños, de excursión de fin de semana.
Este año (el año pasado nos fuimos por el Matarraña) el sitio elegido fue el Delta del Ebro y la zona
donde se libró la Batalla del Ebro en nuestra guerra civil.
Dormimos dos noches en el Parador de Turismo de Tortosa y el
sábado por la mañana hicimos visita guiada por el Delta, donde nos explicaron
de forma detallada todo lo referente al cultivo del arroz y además las formas
adicionales de vida (turismo y pesca) en esta tierra, tan alejada del mundo
hace tan solo cincuenta años. No hay nada mejor que una persona que vive allí te explique la historia de esa región tan peculiar.
Sorprendidos del alto nivel de mecanización que tiene el
arroz (siembra con helicóptero y allanamiento del terreno con palas guiadas por
láser) pudimos comprobar la extensión de la plaga del caracol traída por unos
descerebrados cuyo delito ha quedado impune.
La plaga tiene difícil control y a pesar de haber traído
depredadores (como el morito común) parece ser que la única solución pasará por
anegar las tierras con mar salada durante un tiempo. Todo un riesgo.
También nos sorprendió saber cómo se crían los mejillones,
ostras y almejas. Y como se pesca la angula (350€ el kilo!!!).
Después de navegar por la desembocadura del río y un buen vermut (y compra de arroz, claro) atravesamos el Delta de arriba abajo
y llegó la comida en La Casa de Fusta, con dos arroces, uno de ellos el de
pato, típico del Delta.
Navegando por el Ebro
Navegando por el Ebro
Y por la tarde nos fuimos de visita cultural a Tortosa. Visita guiada a la inacabada catedral y a la parte antigua de la ciudad, y pica pica salvaje para cenar en el centro de la city.
Catedral de Tortosa
Al día siguiente nos fuimos de buena mañana a Gandesa donde nos esperaba un guía especializado en la Batalla del Ebro, que se libró en esta zona y que fue la más sangrienta de la guerra civil.
Primero fuimos al Coll del Moro, cerca del
puesto de mando del General Franco, en lo alto de una colina. También es sus
proximidades hay un poblado ibérico.
Coll del Moro
En el puesto de mando de Franco
Coll del Moro
En el puesto de mando de Franco
Y después nos fuimos a la Cota 402, donde estaba el mando republicano, es decir, Pedro Mateo Merino, un militar de nivel, muy superior al que tenía enfrente, pero sin artillería (no pudo pasar el Ebro) y sin aviación. Por lo tanto tocaba perder. Fue un milagro como pudieron aguantar 115 días. Y mi santa naturalmente se acordó de su padre y de las muchas veces que le había explicado que, con dieciocho años, estuvo en esta batalla de camillero.
En las trincheras de la Cota 402
Comilonas (La casa de fusta)
Cena en Tortosa
Vermut en Lo Goleró en la Bassa de les Olles
Acabamos la visita en Corbera d’Ebre, pueblo totalmente destruido por los bombardeos de los alemanes (aviones Junker-Dornier-Heinkel) y que se ha conservado tal como quedó. Un pueblo nuevo se construyó en la parte baja. La visita a la iglesia, que conserva el campanario pero no el tejado, que ahora está cubierto por uno de cristal, es espectacular y en nuestro caso aún lo fue más ya que en su interior estaba la orquesta sinfónica intercomarcal ensayando una banda sonora para un documental sobre esta batalla. Música ambiental.
Corbera d'Ebre
Alrededor de la iglesia se halla el abecedario de la libertad y cerca de la puerta se halla una escultura de Joan Brossa (ver foto) referente a la bota, la bota que pisa los derechos humanos y de la que no hay forma de librarse así van pasando los años. También hay una placa de las Brigadas Internacionales, que quedaron desmovilizadas aquí.
La iglesia de Corbera con la orquesta en descanso
Acabamos la visita a orillas del Ebro, exactamente frente a la casa donde se escribió la letra de la famosa (y ya casposa) “Fumando espero”, es decir, Mora de Ebro. La comilona también fue sublime. Y celebramos con una copa de cava el cumple de Angelines.
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