jueves, agosto 01, 1996

Jean Arlaud-Gourgs Blancs-Torre Armengaud-Lourde Rocheblave-Camboué


Recuerdo perfectamente la primera vez que llegué cerca del Puerto d’Oô. Era San Juan y aquel año estaba aún todo muy nevado. La niebla no nos dejó ver nada en toda las subida, pero se abrió un momento y pude ver delante de mí el lago superior de Gías y justo detrás una gran muralla. Era el macizo del Gourgs Blancs. A su derecha, otra cima altiva me llamó la atención por la gran pared de roca que daba justo al puerto. Era la cumbre del Jean Arlaud, que antiguamente se llamaba Pico del Puerto d’Oô, pero que al fallecer el gran pirineista Arlaud, en accidente precisamente en el Gourgs Blancs, se le dio su nombre. Esta cumbre y todo el macizo son fronterizos. No se si los franceses pidieron permiso para dar el cambiazo. Se podría escribir mucho sobre la denominación de los picos fronterizos y el colonialismo que ha imperado en las denominaciones de estas cumbres que separan España de Francia.

En esta ocasión el mal tiempo acabó con mis ilusiones.

Naturalmente volví. Fue también por San Juan, exactamente el 25-jun-1989, acompañado de mi primo Alberto Alós. Pasamos el puerto y bajamos por la vertiente francesa (que si no se halla cubierta de nieve es una pedrera inmunda), o sea que fuimos a subirlo por la vía normal francesa, que va al collado que separa el Arlaud del Gourgs Blancs.

El tiempo tampoco estaba muy fino y después de ascender al Gourgs Blancs empezó a tronar, lo que no es muy agradable cuando te hallas en lo alto de un pararrayos. Tuvimos que correr, o sea rapelar rápidamente desde el collado, y el Jean Arlaud quedó para mejor ocasión.

Con Josep Emili Ferrer se nos ocurrió en 1996 (1-Agosto) hacer toda la cresta íntegral del Gourgs Blancs de collado a collado (del Puerto d’Oô hasta el Puerto Superior de Gías). Se trata de un recorrido aéreo que pasaba por seis cumbres de más de tres mil metros y que era factible hacerlo en el día desde el refugio de Estós. Y digo que pasaba, por que en el
Hit Parade de los tres miles hay uno que ha desaparecido: el Gourgs Blancs W.

Salimos muy pronto del refugio por un camino que sigue el riachuelo que baja de los lagos de Gías, aunque durante un breve momento se ha de pasar al lado izquierdo para superar un resalte, dando paso a una zona llana, con prado y agua, excelente para una acampada (si se va con tienda es preferible subirse aquí arriba y no quedarse cerca del refugio).

La subida al Puerto d'Oô (2.908 m.) siempre la he encontrado muy agradable. Es una vertiente luminosa, orientada al sur, con lagos, muy verde y con nieve hasta julio. Los sarrios y las marmotas abundan. Y todo esto rodeado de montañas cercanas y de una excelente vista hacia el sur (macizo del Posets), panorama que se va engrandeciendo en la medida que se gana altura.

Después de llegar al Puerto (hay vivacs en la vertiente española antes de llegar y también cerca del collado), que tiene una entrada final un poquillo complicada y que está exactamente tocando el Arlaud y no el punto que parece más bajo en la cresta, nos pusimos los gatos y nos encordamos, hincando rápidamente la fácil escalada del Jean Arlaud, por su cara este, que nos llevará directos a la cumbre. Si una cosa me gustó de esta travesía es que no tuve que subir la asquerosa pedrera de la vertiente francesa, como ocurrió en la ascensión anterior. Si alguna vez la tenéis que subir o bajar, hacerlo siempre arrimaditos a la pared del Arlaud, ya que allí todo está un poco más sujeto.

La pared SE. del Jean Arlaud es realmente espectacular y, vista de lejos, da una impresión de dificultad que en realidad no tiene. La cruza una gran cicatriz (ver la foto desde el Seil de la Bacquo) que recorre toda la pared y que dibuja como una zeta muy visible. Parte del recorrido que hicimos sigue esta cicatriz. La dificultad no pasó del II+ y a penas hicieron falta reuniones. Al ser una pared muy inclinada hay una gran adherencia y se sube muy confortablemente disfrutando de una vista sensacional ya que se domina tanto la vertiente española como la francesa.

Poco a poco fuimos deshaciendo el misterio de esta pared y sin darnos cuenta y con poco esfuerzo nos encontramos en la cumbre del Arlaud de 3.065 m. (que como he dicho antes lleva el nombre del gran escalador francés muerto precisamente subiendo al Gourgs Blancs el año 1938) con la satisfacción especial que se experimenta cuando se hace una cumbre por una vía muy deseada. Me habría quedado horas en lo alto. La vista del Gourgs Blancs desde el Jean Arlaud es la mejor de las posibles.

Pero el Jean Arlaud solo era el aperitivo. Quedaba llegar al Gourgs Blancs y hacer toda la cresta, que no podíamos ver al quedar tapada por esta enorme cumbre. El descenso del Arlaud es una desgrimpada de II y se baja más bien hacia el lado español, para salir al final sobre el mismo collado.

Del collado a la cumbre del Gourgs Blancs (3.129 m.) se va caminando y con la cuerda en la mochila. En un momento se llega a la cima, donde se encuentra la gran cruz en recuerdo de Arlaud. El mejor momento del día, sin duda. Este es uno de los sitios del Pirineo que recuerdan un poco a los Alpes. Los glaciares del Gourgs Blancs y del Seil dera Bacquo se extiendan por la vertiente francesa (cara norte), llena también de lagos. Y hacia el sur la vista es muy amplia, desde la Maladeta al Posets, que queda justo enfrente.

Mientras estábamos en la cumbre llegaron las únicas personas que vimos en todo el día. A partir de aquí estuvimos totalmente solos, rodeados del formidable granito d esta cresta.

Nos volvimos a encordar y seguimos la cresta, que se complicó rápidamente saliendo ya de la cumbre, Aquí empezaba el trozo más difícil de la travesía, pero que nunca fue superior al III. Fuimos pasando por las “casi-cimas” que conforman esta cresta. Un de ellos le llamaban Gourgs Blancs W. Aún recuerdo las divertidas discusiones y suposiciones sobre qué bloque de piedra debía ser la cumbre. Evidentemente había que borrarlo de la lista de tres miles y así se hizo años después.

Pasada esta”cumbre”, la cresta se complica más aún, hasta que se llega a un punto en que la cresta desciende y que parece muy difícil. Aquí nos salimos de la cresta (siempre, en todo el recorrido, fuimos por el lado español) bajando un poco mediante un rapel corto muy especial ya que lo hicimos desde una piedra no muy grande que estab extendida sobre una superficie plana (probablemente este rapel se puede evitar si antes de llegar a este punto se desgrimpa por un terreno que a nosotros no nos gusto un pelo.

Le cedí amablemente a Josep Emili el honor de verificar el cálculo matemático que había hecho para demostrarme que nuestro peso no arrastraría el pedrote del cual colgaba el rapel. Esta zona esta muy rota y creo que fue por aquí donde tuvo lugar el accidente de Jean Arlaud al irse abajo con todo un bloque al que se había cogido.

Demostrada la hipótesis de Josep Emili, lo que significó que al rapelar no arrastré la piedra que encima me habría caído encima, chafándome como una tortilla, el recorrido se volvió muy fácil hasta llegar a la cumbre de la Torre Armengaud de 3.114 m.

Habíamos sudado lo nuestro. Pero el día era inmejorable. No podíamos pedir nada mejor. Hasta de cuando en cuando nos llegaba una brisa fresca que nos sacaba el sudor. A la siguiente cumbre llegamos muy fácilmente y en pocos minutos estábamos en la cima del Lourde-Rocheblave de 3.104 m. que queda encima mismo del collado de Clarabide.

Aquí la cresta se divide en dos. Una rama va hacia el cuello de Clarabide y la otra hacia las cumbres del Camboué y St. Saud, que también llegan a los 3.000 m. Aún nos dio tiempo de ir (hace bajada) al Camboué, de 3.043 m., una cumbre fácil de hacer y que como está situada más hacia el norte y separada del macizo, nos permitió tener una vista formidable sobre la cresta que acabábamos de recorrer. Después fuimos decididos al cuello de Clarabide flanqueando el Lourde-Rocheblave.

Del Puerto Superior de Gías se baja por un camino muy marcado (las cumbres de Clarabide y Gias son muy fáciles de hacer desde Estós y, por lo tanto, son muy frecuentadas) hasta los lagos, donde poco después ya enlazamos con el camino recorrido al subir desde Estós. Desde aquí (después de estar solos todo el día nos dio la sensación de llegar a la ciudad), y en dos horitas, estábamos en el coche con seis cumbres de tres mil metros en el bolsillo. Bueno, lo dejo en cinco.

Fotos:
Arriba. En la cumbre del Gourgs Blancs.
Abajo:
1-4) Ganando altura por la pared del Arlaud.
5) Ya estamos cerca de la cumbre. El valle del fondo es el de Estós y las montañas son las de la zona Batisielles-Pérramo. Destaca la cumbre del Escorvets.
6) Cumbre del Arlaud. Unas piedras marcan el punto más alto, donde se halla un buzón para dejar papel de visita. La cima del Gourgs Blancs se muestra majestuosa. A la izquierda se ven las cimas del Clarabide y Gias.
7) Vista desde la cumbre del Arlaud de la zona del Lago del Portillón (que no se ve, pero se adivina situado en el gran agujero de la derecha de la foto). La cumbre más próxima es la Tusse de Montarqué. Al fondo, empezando por la izquierda: Quayrat, Lezat, Crabioules, Malpas y la Aguja y Pico de Lliterola.
8) Estamos en lo alto de la cima del Gourgs Blancs. La foto és la continuación de la foto anterior hacia la derecha. Pero aparece la cumbre del Arlaud que acabamos de dejar atrás. La gran cima del fondo es el Perdiguero. La cresta que sale de nuestras cabezas es la que lleva a las cimas de los Seil de la Baquo. Las montañas lejanas del fondo son La Maladeta.
9) Pasado el Gourgs Blancs la cresta se complica y se vuelve muy aérea.
10) Vamos dejando detrás la complicada cresta. Cumbre del Lourde-Rocheblave. La cresta del fondo, en el mediode la foto, son las cumbres de la Punta del Sabre-Bachimala.
11) Vista de los Clarabide desde la cumbre del Lourde-Rocheblave.
12) Cumbre del Lourde-Rocheblave. La gran montaña del fondo es el Posets.
13) Cumbre del Camboué. El Bachimala queda ya muy cerca.
14) Descenso del Lourde-Rocheblave hacia el Camboué.
15) Desde el Camboué la vista de la cresta (y la cara norte) que acabamos de hacer es espectacular. A la izquierda queda el Gourgs Blancs, después la Torre Armengaud y a la derecha el Lourde-Rocheblave.
16) El Saint-Saud, otro tres mil que queda muy cerca.


 
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